Cabeza: ¿Todo listo?

Yo: Todo preparado.

Cabeza: ¿zapatillas de correr? ¿sudadera? ¿¡ganas!?

Yo: ¡Todo en su sitio! ¡a full!

Cabeza: ¡Pues vamos allá!

Yo: ¿Pero a dónde?

Cabeza: Pues la verdad no lo sé.

Yo: Primero recojamos a todos y ya nos dirán dónde ir.

Tras pasar recogiendo a unos atléticos compañeros y dejar las mochilas en el maletero, mis compañeros, yo y el GPS ponemos rumbo al Kickoff.

Cabeza: Que emocionante. ¿Qué haremos?

Yo: Leí algo de tiro con arco y tirolinas.

Cabeza: Será genial.

Rato más tarde llegamos al destino dónde nos esperaba el resto del equipo. Aparcamos y nos dirigimos a nuestra primera actividad donde, por diversión, debíamos ponernos apodos entre nosotros. A partir de ese momento se me conocería como El Becario. Era como un super héroe capaz de resolver problemas tardando el doble que mis compañeros.

CEO: ¡Vamos chicos! Empezaremos con el tiro con arco.

Cabeza: Esto es lo tuyo, tienes premios en tiro con arco, medallas, ¡Copas!

El Becario: Eso fue hace 11 años…

Cabeza: ¿Y qué más da? Esto es como montar en bici.

El Becario: Me rompí el brazo derecho y tengo una cicatriz en la barbilla por dos caídas de bici.

Cabeza: Como dar un paseo, ¡Nunca se olvida!

El Becario: mmm

El monitor nos equipa y nos da las primeras normas de seguridad. Tras una corta explicación de cómo no matar a alguien con una flecha nos disponemos a disparar.

Cabeza: Concentración.

El Becario: Eso debería decírtelo yo a ti ¿no crees?

Cabeza: ¡Dispara!

La primera flecha vuela alto, por encima de todo, como un ágil halcón esquivando toda diana que se le pusiera por delante.

Cabeza: Dios santo qué malo eres.

El Becario: Calla que casi rozamos la parte alta de ese castor de gomaespuma.

Cabeza: Mira a tu compañera y aprende algo anda…

El Becario: Ya… lleva tres flechas en aquel ciervo.

Cabeza: Y el ciervo es la diana más lejana, no digo más… Eres un paquete.

El Becario: Ya te dije que las cosas si no se practican se pierden.

Cabeza: Estas en lo ciervo…

El Becario: … ¿En serio?

Cabeza: Y prepárate porque los chistes me Bambi – niendo.

El Becario: …

Hacia un día espléndido, el sol en su sitio y ni una nube a la vista. Así que decidimos probar brevemente las canoas del lugar. Canoas las cuales disponían apropiadamente de dos asientos cada una.

El Becario: Que relajante es esto.

Cabeza: Te van a tirar agua tus compañeras con los remos.

El Becario: ¿Qué? no creo quGlughGlugh!!

Compañeras: ¡Jaja Espabila!

El Becario: ¡Será posible!

Cabeza: ¡A por ellas!

Y así entre risas y empapados terminamos con las canoas pero seguimos con nuestras actividades. Y nos preparamos bien ya que la siguiente seria las tirolinas. Tras otra charla de seguridad nos ponen los arneses y empieza la subida a los árboles.

El primero compañero se engancha a una guaya de metal que conecta el árbol actual con el árbol destino… y sin pensárselo mucho ¡salta! y se desliza veloz hacia la meta. Y es mi turno.

Cabeza: No me encuentro bien…

El Becario: ¿Qué te ocurre ahora? estamos a punto de saltar, déjate de tonterías.

Cabeza: No mires abajo…

El Becario: ¿Por qué? solo está el estanque.

Cabeza: ¡Que no mires! ¡Que tengo vértigo!

El Becario: ¿Esto es en serio!? ¿Por qué no me has dicho nada antes!?

Cabeza: ¿Y qué ibas a hacer? ¿No subir? no seas cobarde.

El Becario: Pero si eres tú el que no puede ni mirar abajo.

Cabeza: Estoy perfectamente, tú mira al frente y deja de moverte anda, que no ayudas.

El Becario: No me estoy moviendo…

Voz: Perdón… somos nosotras…

Cabeza: ¿Quién ha dicho eso?

El Becario: No, sé… pensé que lo sabias todo señor ombligo del mundo.

Voz: Somos tus piernas, a tus ciervicios.

El Becario: ¿Qué!?

Cabeza: jeje ciervicios… por lo de ciervo. Vamos becario, no era difícil.

Piernas: Si, escuchamos los chistes de ciervo y nos gustaron jaja.

Cabeza: Me caen bien.

El Becario: Lo que me faltaba… ¿Y porque se mueven tanto?

Piernas: Es que tenemos miedo… Lo sentimos. Pero tranquilo, tú salta que no te fallamos.

El Becario: Eso espero, no hemos ni empezado y ya unas tienen miedo y otro vértigo… menos mal estamos enganchados al arnés.

Cabeza: Eres un quejica, en cuando pueda te dejo.

Y así fue como pasamos las tirolinas. Meneándonos de un lado a otro, manteniendo el equilibrio que gracias a dios si lo tenía entrenado y pasando de árbol en árbol.

La última atracción, el último evento, la última actividad y la más interesante nos esperaba. Consistía en ser arrestados por un policía y ser transportados junto con un preso de lo más peculiar a una prisión de la que debíamos escapar.

Nos dieron nuestros trajes de presos, nos tomaron las correspondientes fotos de delincuentes y nos encerraron en una celda estrecha.

El Becario: Esto es como un puzle, tendremos que pensar para salir, y seguramente terminemos en otra sala dónde deberemos, una vez más, resolver el acertijo para avanzar. Quizás por unas alcantarillas, quizás por los conductos de ventilación y quién sabe, después de tanto esfuerzo ¡puede que logremos fugarnos de esta prisión!

Cabeza: Si em… te lo dejo a ti ¿eh? yo… yo me voy a echar un rato.

El Becario: ¿Qué!? ¡Por una vez que te necesito!

Cabeza: Claro, porque el sistema circulatorio te lo gestionas tú solito, ¿no?

El Becario: No, bueno, quiero decir que necesitamos pensar…

Cabeza: Y yo dormir que estoy agotado. Buenas noches.

El Becario: Perfecto…

Piernas: ¡No te preocupes! Aquí nos tienes para lo que necesites.

El Becario: … gracias, supongo.

Y lo conseguimos, nos fugamos, y gracias a las piernas ya que las sorpresas iban desde saltar por endebles plataformas que flotaban en un río, hasta huir del ataque de caníbales.

El gran final. Tras la larga jornada deportiva nos espera una cena especial en la cual nos ponemos las batas y cocinamos nuestra propia cena entre todos.

El Becario: Estuvo muy bien, ha sido un día increíble la verdad.

Piernas: No podemos más…

Cabeza: Buenaaas, ¿Me he perdido algo? ¿Y esos platos vacíos?

El Becario: Llegas tarde, la cena estuvo genial.

Cabeza: Nooo! ¿no me guardaste postre?

El Becario: Nop.

Cabeza: …Esta noche cuando te vayas a dormir te pondré todas tus preocupaciones pero no te daré ninguna solución.

El Becario: Eres lo peor…

Cabeza: ¿Dónde está mi proyector? Te vas a acordar de mí.

Piernas: Nos va a dar un tirón…

Y así acabó el Kickoff de CIM, con todos sus integrantes reunidos en un acogedor salón, cansados, hablando y compartiendo las numerosas anécdotas realizadas aquel día.

Este fue mi primer kickoff y tanto yo como el resto del equipo aprendimos que es importante reconocer las pequeñas victorias de cada uno, como cuando uno da en la diana a la primera, y mantener el ánimo de los miembros. Hay que lograr pasar de un árbol a otro todos juntos y no dejar a nadie colgado. Tenemos que entender que, si uno se cae, se tropieza o se hiere la cabeza, nos caemos todos como un equipo y nos levantamos como equipo. Y finalmente aprendimos somos todos diferentes, y debemos aprovechar las habilidades individuales de cada uno para lograr salir juntos de la más difícil de las prisiones.

 

Stefano Mazzuka